Se puede decir que el barrio de Bushwick, en Brooklyn, renació transformado por el arte. Fue un barrio fabril, donde a principios del siglo XIX residieron inmigrantes alemanes que se dedicaban a la fabricación de cerveza. Con el correr de los años y debido a viscisitudes financieras, las fabricas se fueron yendo y el caos se adueñó del barrio, convirtiéndolo en el más violento de Nueva York. Poco a poco, quizá ayudado por el espíritu latino del lugar y por la necesidad de expresarse de algunas personas, la entrada del arte provocó una profunda transformación que logró que, al día de hoy, Bushwick sea una enorme galería de arte callejero.